Ese momento en el que ese todo ha podido conmigo, me ha vencido sin que apenas me diese cuenta. Lo estropeo todo con comentarios estúpidos en los momentos menos indicados y distorsiono el concepto de amistad respecto a todo el mundo. No quiero la ayuda de nadie, siempre he estado sola y no he necesitado que nadie se ocupase de mí en momentos así, hoy no tiene por qué ser menos. Miro al espejo y veo todo eso que nunca he querido ver y que siempre quise evitar. Lo estoy perdiendo todo y parece darme igual. Lo único que necesito es alejarme de mí misma por un tiempo, intentar saber qué está haciéndome hundir y no me deja emerger y conseguir demostrar que puedo con ello. Y hay tantas cosas que podría decir, que podría contar y por las que podría llorar pero que no arreglarían nada, que carece de sentido mencionarlas.
Tengo muchos sueños, pero sean buenos, malos, perfectos o terribles, esos sueños siempre tienen algo en común: en todos ellos estoy sola. No hablo de una soledad completa, casi siempre hay alguien conmigo, pero con el tiempo me doy cuenta de que le quito importancia a algo que posiblemente siempre me haya hecho mucha falta y que he preferido apartar en mi vida y convertir en algo secundario. Ese alguien que pueda hacer muchos de mis días los mejores, alguien en quién apoyarme más allá de la amistad y quién pueda hacer que me sienta como siempre he querido sentirme. Sentir que soy importante para alguien, sentir que ha mirado más allá de eso que siempre me acomplejó, y pudo quererme. Pero todo esto son solo observaciones de estúpidos sueños que siempre he tenido, en la vida las cosas son de otra manera y como tengan que venir las cosas que vengan. Esas cosas siempre las he esperado con muchísimo miedo pero sin perder de alguna forma la esperanza de que puedan ir bien en algún momento.
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